martes, junio 24, 2008

Lejanía

Lejanos, los amores distantes, insatisfechos:
llamas que queman sin tocar, desde el anhelo.
Y un único suspiro brotó de estos, mis labios,
con el aliento y mi alma queriendo escaparse.

Se me congeló el corazón con el frío de la lejanía,
tal vez, aunque hace ya tiempo que eso ocurrió.
Ahora, en la celda helada de mi pecho estoy,
sin más compañía que la tuya, de tu recuerdo.

Congelado y prisionero, el músculo de mi pecho,
agoniza sin palpitar, sin bombear el fluido vital.
Sin ti, pero a la vez contigo, yo soy tu cautivo:
encerrado en tu recuerdo, sólo queda tu ausencia.

Tras expirar el suspiro, llegan las primeras lagrimas:
gotas amargas que me quedan tras tu ausencia,
endulzadas tan sólo, levemente, por tu recuerdo,
néctar embriagador, pero no la deseada panacea.


Cruza, cruza los kilómetros, y llega hasta ella.

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