domingo, enero 31, 2016

Vi una noche

Vi una noche tu rostro triste, tus ojos llorosos. Vi una noche la pena de tu alma escrita en tu rostro. Y lloré contigo, pero mis lagrimas no se veían. Sentí tu pena aunque no pude mostrarla.

Vi la noche triste porque tú lo estabas, la sentí así: mi mundo en pena porque tú así estabas, lo viví así. Y mi alma se fue apagando al compás de tus lagrima hermosas, mi corazón deteniéndose dejando sin vida mi cuerpo.

Vi la noche como aposento de tu dolor perpetuo, inagotable: la oscuridad dejó de ser hermosa para ser sólo fría, eterna. Tus ojos ya no brillaban, apagado su fuego en lagrimas; tu rostro no resplandecía por el dolor amargo, ahora vigente.

Y sufrí contigo, y me quedé contigo, y lloré contigo.


Para Berenice, hermosa incluso triste








No hay comentarios:

Publicar un comentario