miércoles, enero 20, 2016

Berenice

Berenice es tormenta, Berenice es calma, Berenice es fuego, Berenice es agua, Berenice es bálsamo, Berenice es picante.
¿Qué es ella? Es mía y soy suyo, soy suyo porque ya no soy mío, y no puedo ser de mí mismo cuando estoy con ella: cuando no estoy, tampoco. Y me da un poco igual, o quizás demasiado,  pero me siento feliz así: no puedo pedir más, no imagino pedir más, no concibo más... cuando ella es el todo.
Berenice es una sonrisa, una mirada dulce, la palabra adecuada, el gesto indicado...
Berenice es tantas cosas... tantas...
Sólo cierro los ojos y pienso "Berenice" y mi boca sonríe, mi corazón se agita, mi pulso tiembla...
Me sonrío, me sonrío al pensarla, me estremezco, me estremezco al verla...
Si cierro los ojos, su rostro dulce me mira, su mechón rebelde me saluda, su sonrisa me busca y me encuentra. Si abro los ojos, sigue allí, quedándome con esa sensación mágica de soñar despierto, de estar en un cuento...
Berenice es mi pequeña locura y también la grande, Berenice el ingrediente mágico en el caldero en que bulle mi mente... Berenice.
Y Berenice es paciencia, y también contundencia, y también... también... es esa cálida dulzura que cala dentro de ti, que notas en el pecho, que va invadiendo tu cuerpo y tu mente hasta que sólo queda ella.
Y así es Berenice, y es poco y es mucho, y es más y es todo, porque así es ella.


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