Medina de Leganés, lunes, 2 de enero de 2012. 20:55 horas. Me dispongo a cenar cuando el teléfono suena: lo descuelgo con presteza. Una voz familiar me recita:
- Hola. Le yamu di Yastel para ofriserle una promision ke...
- ¡Hola, Nachu Riveru! Ahora no te puedo atender, pero no dudes en seguir llamando: en algún momento perderé la paciencia y te insultaré sin miramientos.
Cuelgo. La harka de Yastel es aguerrida e insistente: han conseguido que decida que jamás contrataré nada a Yastel.
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