miércoles, agosto 19, 2009

Alamut (relectura)

Hace varios años leí por primera vez Alamut, una fascinante novela escrita en 1938 por Vladimir Bartol, que nos cuenta una más que interesante historia, la de Hassan ibn Sabbah, el Viejo de la Montaña, líder ismaelita que creo a los hashshashín, una secta de asesinos fanáticos que aterrorizo Oriente Medio durante décadas (si, la palabra asesino viene de ellos).
El arquitecto de la historia, puesto que es el que controla y dirige cada hilo, es Ibn Sabbah que, atrincherado en su fortaleza inexpugnable de Alamut y rodeado por sus fieles, maquina y manipula para destruir el imperio de los turcos selyucidas, que se han apoderado de Irán y controlan al califa de Bagdad. Las intrigas y artimañas del Ibn Sabbah, líder ismaelita, le llevan a moldear y manipular las mentes de sus adeptos para la consecución de su objetivo final, llegando a deshumanizar a las personas que le rodean para convertirlas en herramientas de sus planes.
Cuando leí esta historia hace varios años quedé fascinado por el poder de manipulación sobre la gente, como mediante propaganda, miedo y mentiras lograban inculcar la adhesión incondicional a una causa, en ese caso el ismaelismo, escisión del tronco del Islam, y la determinación suicida por esa devoción. Recordé que, en la época en que se escribió esta novela, estaban en alza los totalitarismos en una Europa plagada de fanáticos, y no pude menos que pensar que la historia era un reflejo de lo que el escritor estaba viviendo. No pude dejar de ver a Ibn Sabbah como el totalitarista manipulador que mueve los hilos para lograr su objetivo del poder absoluto sobre los demás.
Mi relectura actual, finalizada hace pocos días, ha hecho que me fije más en otros aspectos de la novela, como la búsqueda de la verdad, que hace que los personajes se vean arrastrados hacia el fanatismo religioso, el fervor y la devoción con el que, en cierto modo, los personajes se aferran a una vida carente de alicientes en una zona convulsa por el control de los turcos selyucidas, que han convertido la región en su imperio. Fedayines y esclavas no son más que personas convertidas en instrumentos bajo diversas circunstancias, en espera de revelaciones que, cuando llegan, les llevan a la destrucción: la verdad es una verdad terrible que arrastra los protagonistas hacia el fin cuando la mentira que les rodea les da paso.
También he de destacar que en esta relectura el personaje de Ibn Sabbah se me hizo más humano: su explicación de sus motivos, de su trayectoria y de sus fines le convierten en un visionario profético en busca de una utopía, pese a sus despiadada metodología para llevarla a cabo.
Sin lugar a dudas recomiendo que leáis Alamut con detalle, que meditéis sobre lo que leéis y que advirtáis las similitudes de esa época con la actual, con un Islam dividido, fragmentado y fanatizado, con potencias invasoras en Oriente Medio y con líderes dispuestos a sacrificar a los demás para alcanzar sus objetivos.

8 comentarios:

  1. No soy fanático de la historia pero me gusta que no se desechen textos o cualquier otra creación sólo por el hecho ser viejas o anticuadas. Siempre nos dan pie a nuevos significados, simplemente porque el entendimiento de la obra cambia con el paso del tiempo. Todo o nada puede ser viejo.

    Hay que tener en cuenta que la verdad como tal, no se trata de igual modo en los países islamistas donde la fé religiosa supera a la palabra como recurso de la razón de los países occidentales. La realidad es como uno la siente o la piensa, el significado de la palabra /verdad/ ya de por sí es relativa.

    Los totalitarismos y fanatismos sólo desembocan en aberraciones de la realidad.

    Si encuentro una copia del libro en PDF le hecho un vistazo. Gracias por el resumen y tus comentarios.

    ¡Esa bandera del blog, por Dios!, ¡no seas fanático! :P

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  2. Claro, el tiempo cambia nuestra visión de las cosas: donde antes vimos algo, ahora podemos ver tal vez algo nuevo que se suma a lo que ya percibimos una vez, o tal vez ya no veamos lo que antaño nos pareció tan claro. Viejo, nuevo... al final las ideas, las situaciones o la esencia de ambas se repiten una y otra vez, cambiando tan sólo los detalles.

    Si, la verdad no es tratada de igual forma en todos sitios: en la novela Alamut lo podemos ver claramente, ya que tenemos por un lado la verdad razonada y por otro la verdad de la fe, enfrentándose o complementándose según el momento. Tu frase "La realidad es como una la siente o la piensa" en el comentario es una de las llaves de la trama de la novela: te recomiendo que la leas si te es posible.
    Coincido en que totalitarismos y fanatismos desembocan en aberraciones pero... incluso sin ellos, la realidad ya se torna en una aberración en bastantes ocasiones.
    La bandera no es por fanatismo: es un indicador de mi nacionalidad, de la que no me avergüenzo (de momento...) y avisa a los lectores que leen un blog español que en bastantes ocasiones trata sobre temas locales. En muchas bitácoras escritas por gente de otra nacionalidades nadie comenta nada sobre sus banderas nunca: parece que sea una especie de trauma lo de los españoles con la bandera. ¡A ver si lo superamos! :-P

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  3. Lo de la bandera, por mi parte no hay ningún tipo de trauma, ¡simplemente es que es bien fea!, parece hecha con el Paint :P

    Pon una en 3D o algo más bonito :)

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  4. Es que fue la primera imagen de dominio público que encontré: encontré imágenes más bonitas, con escudo y demás, pero con propietario.

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  5. Muy interesante sobre el islam, pero que no tiene mucho fundamento pues no solo se trata de banderas, se trata tambien de lealtad a causas que se persigue, asi como lo españoles persiguen inmigrantes para regresarlos a sus paises, creo que todos tenemos derecho a vivir donde nos plazca y ningun español o europeo puede decidir donde va a vivir la gente. Parece que el autor del blog tiene algo en contra los moros o islamistas, acaso los españoles no fueron a america a residir? ahora en america existes miles de hijos de italia, españa, grecia etc. nadie les obligo a salir de america o africa o australia. asi que por favor no escribas mas cosas sobre moros.

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  6. Es mi bitácora y escribo lo que quiero. Tu comentario es pueril, boliviano, está fuera del contexto de la entrada de bitácora, que no es más que la reseña de un libro.
    Eres un plomo, boliviano: ¿te paga tu presidente para que estés todo el día con sus sandeces anti-europeas? Espero que no te paguen para asesinar europeos, como los que sus guardaespaldas asesinaron en el hotel de Sucre.
    Además, el libro transcurre en Irán, donde son persas, no moros: los moros son los norteafricanos, algo que tu ignorancia no te permite ver.
    Te falta conocimiento, cultura, saber hilvanar ideas y expresarte: mientras no tengas eso no serás más que un títere de tus amos indigenistas.

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  7. Hay que ver cuánta demagogia.

    Los controles de inmigración no están para joder con malicia a los pobres negritos que no tienen pa' comé'; más bien tratan de evitar los efectos de una inmigración descontrolada: enfermedades (y abarrotamiento de hospitales y saturación ese genial sistema sanitario que pagan los españoles y no por caridad), descontrol laboral, delinqüencia (véanse todos esos sudaquillas de pañuelos y gorras que son nuevos en el barrio y se lo apropian como su "territorio")... ¡Todo lo que dificulta que una sociedad progrese en armonía!

    ¿Que España obliga a los inmigrantes a regresar a su país? ¡Todo lo contrario! Ahora mismo disfrutamos de una política de integración chachipiruli que beneficia más a los patriotas de Bolivialand que a los propios españoles. Y todavía no he visto ni una sola muestra de agradecimiento, sino más bien una tendencia propia de parásitos que se aprovechan de una sociedad pero no hacen nada por integrarse en ella... ¡tratan de cambiarla para que se adecue a ellos! ¿No debería ser al revés? Vamos, digo yo... xD

    Nosotros no somos responsables de vuestras "candidaturas" políticas y la Madre Teresa ya murió. Podrías invertir el tiempo en dar algún golpe de Estado y tratar de arreglar tu pueblo (no, coño, es más fácil y cómodo venir a España), en lugar de perder el tiempo comentando semejantes gilipolleces.

    Paz.

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