una ventana, de letras saturada,
unas palabras, ideas cruzando,
una charla, casi acabando.
Interminable la sonrisa, que veo,
fugaz el gesto, ese movimiento,
entrañable el rostro y lo deseo,
rápida sus frases, en incremento.
Sigo aquí ahora mismo, mirando
en este instante, escribiendo
sobre esa sonrisa, embriagadora:
el vino de tus labios bebiendo.
Descorché esa botella, tu licor,
quiero tambalearme por ella.
Para Ana, que leyó mi mente
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