jueves, agosto 07, 2008

Decepciones...

A veces sólo nos quedan las decepciones: si, esas decepciones que yacen agazapadas esperando para mostrarse. En muchas ocasiones tardan lo suyo en saltar sobre ti: aguardan pacientes, se toman su tiempo. Pero cuando saltan sobre ti ¡cómo te amargan la vida! Su embate es brutalmente demoledor en ocasiones, y causa en su víctima un estado de ánimo u otro, no siendo nunca positivo su efecto.
A veces las decepciones mayores vienen a visitarme. No es su visita grata para mi, pero ya me comencé a habituar. Su presencia no me es desconocida, pese a que las intento evitar. Pero siguen viniendo igual: soy su presa favorita.
Anoche me tropecé con otra de ellas, una decepción mayúscula y bien formada, aunque llevaba ya un tiempo esperándola: es más, yo la llamé, la invoqué, pedí a gritos que viniera. ¡Quería acabar ya! Y al principio no me hizo caso. Hasta anoche, cuando ya sin esperarla vino a verme: tal vez pensó que ya había crecido lo suficiente y ya estaba fuerte para asaltarme.
Y es que nada más decepciona que saber que aquellos a los que más quieres te traicionan. :)

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