viernes, abril 20, 2007

En el camino

Y el brillo de la locura en sus ojos, reflejo fiel de un corazón alienado, sentenció los sueños, subitamente olvidados, errantes caballos sin jinete, en la árida estepa de una vida sin acicate.
Se desvaneció así un camino: senda rota porque no supo de dónde partió. Tampoco supo dónde desembocó. El camino fue retorcido: tal vez no llegó, tal vez no salió. ¿Quién sabe? Tal vez no hubo camino. Sólo el reflejo de uno, brillo lejano, complejo espejismo cargado de malinterpretaciones, de reproches, de egoísmo. ¿Quién sabe? Quien supo ya olvidó.
Porque el olvido es el abrazo largo en el que a veces nos envuelve el destino. Porque donde no hubo el olvido es más llevadero.

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