domingo, enero 14, 2007

C.

Me quemo en cada instante maldito,
con una llama fatua, breve, efímera.
Ese fuego embriagador que me lleva,
nacido de tu rostro flamígero,
alimentado por tus palabras,
aunque estas no saben qué me traen.
¿O fue al revés? ¿Cómo nació?
No lo recuerdo ya, no me importa.
El fuego quedó, la llama pervivió:
¿qué importa ya la causa y si se desvaneció?
Quiero impresionarte cada segundo,
pero no sé qué hacer.
Ideas, sentimientos, como estrellas fugaces:
breves e impactantes, pero se alejan.
Quiero arrastrarte hacia mi,
pero no engancho tu corazón.
Sé que te alejas y que yo quiero alejarme:
cobarde huida del que teme ganar.
Temo un premio mayor de lo que pueda soñar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario