martes, diciembre 11, 2012

Otra gélida mañana

Otra gélida mañana en la planicie de la periferia madrileña, con sus estampas castellanas olvidadas entre la vorágine del hormigón y la modernidad decadente: el suelo, congelado, muestra su blanco esplendor casi sin interrupción.
Los campos helados sólo muestran algo de color en la salpicadura de árboles, aparentemente inmunes a la dentellada del frío: al fondo, en las sierras, las moles de piedra inundan el horizonte con su presencia, destacando los penachos que intuyo nevados, pues el color blancuzco parece delatar ese estado.
Pero la escarcha no es eterna: comienza a mermar su presencia rápidamente según avanza el día claro y luminoso.
No es más que otra gélida mañana...

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