Despierto aterrado a mitad de la cálida noche: una serie de estruendos parecen sacudir la calle, siendo acompañados por una extraña luminiscencia parpadeante que parece incluso invadir mi dormitorio.
- ¡Los soviéticos! ¡Vienen los soviéticos! - farfullo aterrado, levantándome raudo de la cama y buscando unas armas imaginarias.
El
recuerdo de los soviéticos parece haber brotado de mi subconsciente, colocándose en cabeza de la lista de amenazas a las que mi sueño se ve
expuesto, pese a los 20 años que hace que la URSS cayó.
Pero no son los soviéticos: lejos quedó ya esa pesadilla de la Guerra Fría. Y es que no es más que el camión de la basura en la calle, en un espectáculo de luz y sonido que ni un concierto de Jean Michel Jarre podría emular.
¿Qué ha podido resucitar las pesadillas dormidas de una época extinta? Imagino que Sánchez Gordillo y sus polémicas acciones, que parecen estar resucitando el espíritu estalinista de muchos españoles, exacerbados y radicalizados por las gestas del barbado sindicalista.
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