domingo, abril 15, 2012

Algarabía nocturna

Cierro los ojos, intentando dormir. Y no puedo: la calle es transitada con frecuencia y, por desgracia, mi ventana es un nexo de unión con ese mundo insomne de la noche leganense.
Coches de luces deslumbrantes, borrachos de andar pausado, jóvenes de paso acelerado y, sobre todo, voces: desde gritos inconexos, balbuceos nerviosos y conversaciones censurables hasta el inquietante sonido de la algarabía, reiteración del fenómeno diurno en las calles de la Medina.
La noche se convierte en un paseo de insomnes, una carrera contra el sueño, intentando vencer al amanecer inevitable en un aparente despliegue de caóticas intenciones.
Los pasos resuenan firmes sobre el empedrado desgastado, rotundos contra el metal de las innumerables tapas: los sonidos desbastando el aire frío y húmedo, las voces apuñalando la penumbra...
Cierro los ojos, intentando dormir. Mientras, la ciudad bulle por culpa del ocio, terriblemente malentendido, pervertido por algunos al convertirlo en rutina.
El sueño me esquiva otra noche...

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