Acabo de ver "La ventana indiscreta", una película clásica dirigida por el magistral Alfred Hitchcock en 1954, y protagonizada por esas carismáticas figuras de la época dorada del cine hollywoodiense James Stewart y Grace Kelly.
Pese a lo famosa y recomendada que es la película y la multitud de oportunidades que he tenido para verla, no me había decidido hasta el momento. Pero he disfrutado de otros títulos de Hitchcok como "Vértigo" o "Con la muerte en los talones": supuse que "La ventana indiscreta" no me defraudaría. Así que me he animado a verla.
Acerté: es una película magnífica, que logra que el suspense y la intriga te atrapen. Lo hace de una forma sencilla, sin efectos especiales ni desbordantes coreografías de acción vertiginosa. Hay acción, pero la justa, la necesaria: la película no la necesita para cautivar. Para eso ya tiene la historia y unas excelentes interpretaciones.
Viendo esta película uno se pregunta qué fue de ese magnífico cine de Hollywood que no necesitaba de tantos efectos especiales para convencer al público.
Un hombre con una pierna escayolada, un verano caluroso y el único entretenimiento de mirar por la ventana marcan el comienzo de una película que juega con lo que no se ha visto como pocas.
Más que recomendable, de visionado obligado.
Pese a lo famosa y recomendada que es la película y la multitud de oportunidades que he tenido para verla, no me había decidido hasta el momento. Pero he disfrutado de otros títulos de Hitchcok como "Vértigo" o "Con la muerte en los talones": supuse que "La ventana indiscreta" no me defraudaría. Así que me he animado a verla.
Acerté: es una película magnífica, que logra que el suspense y la intriga te atrapen. Lo hace de una forma sencilla, sin efectos especiales ni desbordantes coreografías de acción vertiginosa. Hay acción, pero la justa, la necesaria: la película no la necesita para cautivar. Para eso ya tiene la historia y unas excelentes interpretaciones.
Viendo esta película uno se pregunta qué fue de ese magnífico cine de Hollywood que no necesitaba de tantos efectos especiales para convencer al público.
Un hombre con una pierna escayolada, un verano caluroso y el único entretenimiento de mirar por la ventana marcan el comienzo de una película que juega con lo que no se ha visto como pocas.
Más que recomendable, de visionado obligado.
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