emanando de tu rostro inmóvil,
ensalzando unos rasgos imperturbables,
aunque ahora la emoción bulle dentro.
Un resplandor que me ilumina desde ya,
surgiendo de tu alma, hermosa y sin par,
como un rayo marcando la senda solitaria,
la que me lleva a tu corazón y tu alma.
Una explosión, de belleza refulgente,
empujándome hacia ti sin un respiro,
arrastrado por el impacto de tu cara,
que en mi interior se asocia al Cielo.
Y no hay más Cielo para mi que tú,
ni más Infierno que no tenerte cerca.
Para la dulce Noelia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario