tu risa producto del cielo,
tus labios puerta del mismo,
tus besos misterio irresoluble.
Tu mirada casi siempre oculta,
aguardándome en la distancia,
esquivándome tras el reflejo:
tu mirada para mi tan deseada.
Tu piel es templo de lo exótico,
desde lo mágico de su tono,
hasta lo irreal del tenue brillo:
dos pilares antes de coronar altar.
Descendiendo raudo en mi deseo,
tropezando con el dulce hoyuelo:
la esperanza de bajar aun más,
estrellada contra tu cintura.
Para que estas palabras crucen los mares.
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