miércoles, abril 25, 2007

El caso de Charles Dexter Ward

Una breve y caótica reseña más de una novela de Howard Phillips Lovecraft con motivo del Año de Horrores sin Nombre, aunque en este caso no se trata de una novela plenamente enmarcada dentro de los Mitos de Cthulhu, pese a que cuenta con algún elemento que más tarde si será añadido a estos: se habla de Yog Sothoth, la Llave y la Puerta, la primigenia deidad de los altares lovecraftianos.
El caso de Charles Dexter Ward es una de las narraciones más largas de Lovecraft y una de las mejores, sin lugar a dudas, tanto por la originalidad de la idea como por el excelente entorno que el autor logra añadiendo elementos de ambientación histórica a una serie de magistrales descripciones de Providence, Rhode Island, ciudad natal del mismo.

El peso de la historia de esta novela recae sobre el Dr. Willet, medico personal de la familia Ward, que investiga las causas que han llevado al joven Charles Dexter Ward, presa de una serie de extraños cambios psíquicos y físicos, a estar internado en una institución psiquiátrica a raíz de su apasionada investigación sobre su antepasado Joseph Curwen, personaje de siniestra reputación que habitó en Providence un siglo y medio antes, desde su huida de Salem hasta poco antes de la Guerra de Independencia de Estados Unidos.
La fijación de Ward por Curwen y sus actividades le hunden en un mundo de oscuros rituales, saberes arcanos y viajes a lugares remotos, transformándole según va conociendo más de su antepasado, que tuvo fama de brujo y se parece sorprendentemente a él, como comprueban tras el descubrimiento de un retrato de este.
El Dr. Willet se va adentrando en un mundo de pesadilla según averigua el recorrido seguido por Ward en su descenso hacia la locura, comprobando que no todo es lo que parece y que hay cosas que es mejor que el tiempo borre.


Brujería, alquimia, vampirismo, oscuros rituales, saqueo de tumbas, seres invocados de sabe dónde: El Caso de Charles Dexter Ward nos ofrece una interesante colección de elementos terroríficos, magníficamente mezclados como un cóctel devastador que a cada minuto supera nuestra capacidad de asombro. Es difícil perder el interés en una narración amena que capta la atención desde las primeras páginas y que nos ofrece nuevos elementos de sorpresa e inquietud que desembocan en la increíble revelación final.
Partiendo de lo que podría ser una historia típica de brujería (recordemos que Curwen viene del Salem de las brujas), Lovecraft nos hace recorrer los siglos de su querida Providence hasta chocar con su época contemporánea, en la que resucita viejos horrores a los que añade nuevos elementos. Y es que Lovecraft era un apasionado de la historia colonial, como queda patente en esta excelente novela.

A destacar que, pese a que fue escrita en 1927, la novela no fue publicada por entregas en una revista hasta 1941, fallecido ya su autor, y de forma integra no lo fue hasta 1943. Trágico que una de sus mejores obras no viese la luz hasta muerto Lovecraft. Sin duda, se cumple esa maldición de muchos autores que no son reconocidos hasta que mueren.
¡Qué no se me olvide! La inspiración de esta novela surge a raíz de una anécdota que su tía Lillian le cuenta sobre una casa encantada y el cúmulo de lecturas históricas que Lovecraft absorbe en ese período: la mente de Lovecraft va digiriendo estos elementos, que culminan en El caso de Charles Dexter Ward.

Si no habéis leído El Caso de Charles Dexter Ward no perdáis el tiempo: obtened una copia y leedlo.Si ya lo habéis leído, supongo que entendéis mi entusiasta opinión. ¿Sois de los que lo habéis leído o de los que no?

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