De tus ojos tristes la melancolía nace.
Tu mirada apagada me hunde,
Haciendo, en segundos, que mi alma se deshaga:
Entre llamas sofocantes es mi alma la que arde.
Veo tras esos ojos lo que yace:
Un daño que tal vez no fue adrede,
Un mal nacido sin salida,
Un sombra dañina que te muerde,
Que su presa no suelta.
Es esa tristeza sin fin que te asedia,
Que te asalta, que te vence.
De mi mirada una sonrisa.
ResponderEliminarGracias.
Para ti un abrazo, por todo lo que me has dado.
ResponderEliminarEl anónimo de las 3:29:00 dice:
ResponderEliminar;)
A tu guiño, una caricia y un beso. :-P
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